La curiosidad por saber el significado de los nombres de los lugares es sin duda muy antigua. Tan antigua como la curiosidad por saber qué lengua se habló en primer lugar en el tiempo. La toponimia debidamente estudiada puede darnos noticias interesantes de lenguas y culturas habladas en una región desde tiempos inmemoriales, por lo que es un archivo histórico y lingüístico inapreciable.