

Buen Estado
En Las joyas de la Castafiore (1963), los principales protagonistas de la serie se encuentran en Moulinsart para vivir una verdadera comedia clásica de puertas adentro. Volviendo decididamente la espalda a la aventura para centrarse en la dificultad de comunicación entre las personas, es un «antirrelato» lleno de equivocaciones y malentendidos a cuál más divertido.
Estamos ante una historia de puertas adentro, un relato inmóvil cuya mediatización podría ser proporcional a su incomunicabilidad. El castillo puede ser visto como un teatro y, en la obra que en él se representa, muchos actores se atropellan. Aparte de los residentes legítimos, se suceden e interactúan un médico, unos gitanos, una diva autoinvitada y su séquito, un marmolista fantasmal, unos paparazzi, una banda de música, un equipo de televisión, un agente de seguros rechazado, dos empleados de mudanzas, dos policías... La historia se reduce a unos cuantos supuestos robos y una sola desaparición, la de la esmeralda. Los posibles culpables son numerosos. Presente en la apertura y el final de esta aventura, una urraca inocente pero traviesa desbarata un orden aparentemente establecido. Con humor y con la distancia que su inteligencia mantiene con su creación, Hergé desmantela lo que tan armoniosamente ha edificado en una cacofonía de vodevil.
Ficha técnica
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