Según él mismo dejó de manifiesto, Sender escribió Míster Witt en el Cantón en sólo veintitrés días, dictando la mayor parte del borrador a su esposa. Tan breve plazo de escritura se compensó con unos cuantos días de corrección, tras lo que el original fue presentado al Premio Nacional de Literatura. Desde que salió de imprenta en abril de 1936, este libro sobre la insurrección cartagenera de 1873 mereció un interés particular que hoy prolongan los estudios senderianos. En principio, es ya un lugar común repetir que, si bien se trata de una novela histórica, el acento está puesto en áreas que desatendieron los episodios galdosianos. De hecho, dejando de lado la inquietud documental, la obra vuelve a replantear un paralelismo muy frecuentado en literatura: el que entrelaza ficción psicológica (individual) e historia (colectiva), resaltando su continuidad. En este caso, el lector sigue la historia de celos y degradación moral del ingeniero inglés Jorge Witt, diseñada en la atmósfera de una revolución frustrada por individuos como él.