La mayoría de nosotros piensa que el problema de la evolución del ser humano se reduce a saber si descendemos del mono y de qué manera ocurrió la transformación. Pero, en realidad, ese es el último tramo de un sinuoso y fascinante sendero evolutivo cuyo origen se remonta a los peces primitivos e incluso más lejos. Lo cierto es que nuestro cuerpo es una colección de órganos que aparecieron en épocas distintas de nuestra historia evolutiva y bajo circunstancias muy diferentes, y que desde luego dista mucho de ser perfecto. Ilustrado con láminas en b/n