La inteligencia crea cosas muy diversas: obras de arte, teorías científicas, poemas, empresas. Wallace Stevens, un gran poeta, escribió: 'Money is a kind of poetry'. El dinero es una forma de poesía. Si conociéramos los mecanismos de la creación, descubriríamos también los mecanismos de la creatividad económica, que se despliega en múltiples tareas: inventar una empresa, inventar nuevos productos, inventar modos de organización, inventar nuevas maneras de seducir a los clientes. Vivimos en un mundo veloz y competitivo donde sólo los innovadores sobrevivirán, las empresas ultramodernas -de las que trata este libro- son una concentración de talento. Su finalidad principal no es ganar dinero -eso se queda para las empresas anticuadas- sino ganar dinero creando. Y esto ilumina una realidad que tiende a ser sórdida. No es verdad que hayamos entrado en la era del conocimiento. Hemos entrado en la era de la inteligencia creadora, lo que nos depara una sorpresa. La inteligencia creadora es generosa. No se contenta con cumplir metas pequeñas, no es pesetera, no es mezquina, no se la puede detener en su dinamismo expansivo sin deteriorarla. Aspira a construir grandes cosas, y la mayor de ellas es un mundo decente. El autor quiere demostrar que cuando se deja actuar a los grandes creadores económicos -no al codicioso económico, personajillo despreciable- su afán por crear valor no se detiene en el dinero. Va más allá. Concibe la prosperidad como un medio de mejorar el mundo. Lo otro -la obsesión por la riqueza o por el poder- es una patología económica, que debemos extirpar en bien de la economía. El autor presenta una nueva teoría del capital: es un conjunto de recursos acumulados que amplía las posibilidades de acción o de producción. Lo importante es expandir nuestras posibilidades, romper los límites, reinventar y reinventarnos. Esta actitud no solo tiene importancia económica o social, sino también personal. Estamos hechos para crear, y, si no lo conseguimos, algo muy profundo se resiente en nosotros. La inteligencia creadora descubre posibilidades en la realidad, y también en nuestra vida.