¡Las gorras de los oficiales de las SS nazis ostentaban una calavera! Tremendo símbolo de lo que era el régimen al que servían. Nombres que jamás se borrarán ya del libro de la historia como Dachau, Auschwitz, Treblinka y otros muchos, constituyen el estigma más vergonzante de nuestra Humanidad. Porque de las páginas de la historia del nazismo, cuyo reflejo fiel es esta obra en relación con sus horrorosos crímenes, si Hitler no hubiese sido parido, la Humanidad se habría ahorrado muchos millones de muertos, muchos padecimientos. No fueron solamente los judíos quienes hallaron una muerte infamante y espantosa en las cámaras de gas de los tristemente célebres campos de exterminio nazis, sino también checos, polacos, franceses, austríacos, españoles, etcétera, sin distinción de sexo, edad ni categoría social de ninguna clase. El más estremecedor sadismo, un sadismo que ni el propio Marqués de Sade se habría atrevido a plasmar en sus obras, cobró plena orgía en dichos campos de concentración, bajo el mandato de los médicos, como Mengele, Gunther, Linden, y tantos otros, secuaces de Hitler, Bormann y Kalterbrunner, cuyos experimentos pseudocientíficos superaron ampliamente los pavorosos tormentos de los circos romanos. En esta obra el lector hallará plasmado en sus páginas todo el horror que ensombreció al mundo entero durante la Segunda Guerra Mundial, bajo el pretexto de conseguir una raza pura y soberana: la aria. Los tratamientos hormonales, las violaciones de mujeres y hombres, las pruebas dérmicas, los ensayos homosexuales de todo género, quedan descritos aquí con todo realismo, un realismo que puede, en ocasiones, provocar la náusea del lector. Las aberraciones de un puñado de hombres, ciegamente fieles a las órdenes de un loco asesino llamado Adolfo Hitler, son el tema de este libro que William C. Taylor, el infatigable buceador de los grandes estigmas que afligen a la Humanidad, ha compuesto con el dominio que le confiere el conocimiento, no sólo de la historia de nuestros tiempos, sino también de los recónditos arcasmos del alma humana. Esta obra, prohibida por la censura franquista, pudo al fin salir a la luz en España el año 1979, para denunciar la historia de una locura que adquirió carácteres de colectiva.